Félix Cushcagua
El último músico Yumbo en Cotacachi
Para taita Félix, la música era una expresión sagrada, mucho más importante que cualquier cosa material. No importaba que su humilde casa se estuviera cayendo y destruyendo, para él era más importante cualquier celebración indígena o católica en una clara expresión de su sincretismo cultural religioso.
Era típico verlo por las calles de Cotacachi ejecutando la palla y el tamboril en las fiestas de Santa Anita; acompañaba a los yumbos en su ritual danzístico y al desaparecer los bailarines del El Yumbo, se lo veía ejecutar solo la palla y el tamboril.
Terminaba muy tarde su trabajo de músico…muchos tragos…mucha música…muchos bailes, lo cual le daba una imagen negativa en la comunidad; tal vez por esta razón no tuvo alumnos, a pesar de ser muy generoso para enseñar; solía decir:
“Vengan guambras, shamupay, vengan a aprender, esto es bueno”. Los jóvenes no iban, se resistían a ser como taita Félix.
En la cosmovisión e historia oral de taita Félix, el contaba que fue abandonado en el páramo:
“soy un pajón carajo, como los conejos carajumbe”.
Se hizo solo hombre y así parece también en lo musical, no se le conoce maestro alguno.
Era una persona transparente y profunda, respetando toda manifestación de vida, amándola hasta el final. “Las piedras también sufren, por eso se quiebran”, decía cuando se enfrentaba al dolor de la muerte.
Su figura delgada y pequeña aparecía en toda celebración, era orgulloso de su cultura e identidad; y si habría que dibujar sobre un lienzo su silueta, resaltaría con facilidad la palla y el tamboril, instrumentos que siempre lo acompañaban.
Murió a los 80 años de edad en 1.991, amaneció muerto un día; como muchos de los grandes hombres murió en soledad, no hubo quien rezara una misa por él, ni una música, creo que eso no le importo, por que él sabía que su palabra y verdad, era la cultura que nunca negó y más bien nos hizo orgullosos de vivir, ser y comportarnos como cotacacheños; no le importaba nada más que su música y creo que al final , como él decía:…….. se transformo en curiquingue.
Fotografía cortesía del Dr. Carlos Alberto Coba.